El sobrepeso y la obesidad son enfermedades que se derivan de un conjunto de factores, tanto físicos como psicológicos, por lo cual es fundamental un tratamiento integral con el apoyo de especialistas en áreas de nutrición, genética, actividad física y psicología, asegura Jimena González, nutrióloga especializada en metabolismo clínico y dieta de aporte proteico, fundadora de Clínica Imagine.
De acuerdo la especialista, el 90% de los pacientes que acompañan el tratamiento nutricional con terapia psicológica logran resultados positivos.
“El objetivo de las consultas nutricionales es ayudar al paciente a mejorar su estilo de vida en pro de su salud, pero esto requiere un cambio de mentalidad porque se trata de generar hábitos saludables”, dice.
Para ello, agrega la experta, “es indispensable integrar una terapia psicológica dentro del tratamiento, sobre todo en aquellos casos donde la vida del paciente está en riesgo”.
Y es que de acuerdo con Jimena González, sin una terapia psicológica de acompañamiento, el 50% de los pacientes no regresará a su segunda cita y solo cerca del 25% lograrán resultados sostenidos, debido a que el sobrepeso y la obesidad, en la mayoría de los casos, se relacionan con conductas compulsivas ligadas a experiencias de vida.
“Este tipo de conductas compulsivas son recursos que las personas utilizan para hacer frente a un malestar o experiencia traumática. Dicha experiencia puede suscitarse en cualquier momento, desde temas en la niñez hasta un cambio radical de rutina en la etapa adulta”.
Por su parte, la psicóloga Carina Vázquez reafirma que “es importante entender, que a veces las personas carecen de habilidades para afrontar ciertas situaciones y buscan otros recursos por lo cual no se les debe juzgar o culpar y la empatía del terapeuta es fundamental”.
“Las emociones son una parte importante en la dinámica del control del peso. Hay algunos padecimientos y hábitos que conjugados pueden llegar a generar trastornos alimenticios”, detalla la especialista”.
Por ello, agrega, “hay que entender que todos los trastornos mentales relacionados con el peso son fenómenos psicosociales en los que tanto la salud física, emocional y la interacción del individuo con el entorno pueden afectar su condición”.
Así, podemos encontrar casos en los que la familia tiene buenos hábitos alimenticios, pero el paciente tiene obesidad, lo que implica que hay un problema orgánico o una experiencia que propicia el desarrollo de este problema.
La solución será aplicar un sistema integral que no sólo aporte una herramienta nutricional sino también apoyo psicológico para desarrollar nuevos hábitos alimenticios.
Las especialistas recomiendan acudir con un profesional de la salud especializado para atender problemas alimenticios si se ven algunos signos como:
Malestar psicológico
Si bien, se puede tener una buena salud física, es posible que una persona con sobrepeso u obesidad tenga afectaciones en sus conductas. Las personas pueden llegar a sentirse decaídas cuando la ropa ya no les queda, cuando se tiene una relación caótica con su talla y peso, cuando se notan ciertos cambios en la percepción de sí mismas, etc.
Consecuencias físicas
Puede ocurrir que una persona con sobrepeso u obesidad corra el riesgo de desarrollar enfermedades altamente relacionadas con estos problemas nutricionales. Si bien lo ideal es ir con un especialista para prevenir estas enfermedades, es común observar que los pacientes recurren a estos en situaciones en las que ya se cuenta con una afectación física (colesterol alto, la falta de nutrientes, exceso de grasa, entre otros).
Negación de malestar
En ocasiones los pacientes pueden sentirse completamente bien tanto física como psicológicamente. En estos casos, son los familiares y personas cercanas al paciente los que detectan que hay un problema alimenticio. Cuando esto sucede, son estos los que convencen al paciente de tomar tratamiento y terapia.
De acuerdo con datos internos de la Clínica Imagine, durante la pandemia tan sólo el 10% de los pacientes llegaron a su meta.
Esto se debe principalmente a dos factores: el primero se relaciona con la disciplina para continuar con el tratamiento y la terapia, mientras que el segundo tiene que ver con los cambios significativos en los hábitos de cada persona, además la comida se volvió una herramienta para lidiar con la preocupación
Bajar de peso no es una cuestión inmediata
Distintos artículos señalan la relación entre la imagen y el peso. Al realizarse un método de pérdida de peso inmediato como las cirugías, no se cambia realmente la percepción personal que se tenía antes del proceso quirúrgico.
Por ello, es importante que, de optar por un procedimiento de esta naturaleza, no sólo se realice un acompañamiento nutricional eficiente, sino también recurrir a terapia psicológica para no sólo combatir el sobrepeso desde lo inmediato, sino también desde los hábitos.
“Hay una cultura de la inmediatez, se busca resolver todo rápido, lo que nos lleva a usar ciertos recursos ante la frustración. Esta inmediatez hace que seamos propensos a escoger el placer a corto plazo, sin importarnos el costo que esto supone”, señala Carina Vázquez.
“Es más sencillo pedir una hamburguesa en apps de reparto a tener que ir a hacer las compras, cocinar y hacerlo todo. A corto plazo yo satisfago una necesidad, que es comer y como esto me da placer a corto plazo, lo seguiré haciendo. Pero su consumo excesivo a largo plazo generará problemas en los hábitos y conductas”.
“Contrario al modelo biomédico tradicional donde se atiende la parte física pero se ignora la emocional, las expertas concluyen que para obtener resultados adecuados lo importante es trabajar con un equipo multidisciplinario donde se logre balance entre la empatía y la sensibilidad de un paciente. “
“El profesional debe ser ante todo un humano y debe ver al paciente desde este punto de vista. Además de los estudios son habilidades humanas las que se necesitan para un correcto acompañamiento”, finaliza la psicóloga.