Adicciones

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Adicciones 2006, en la Ciudad de México el 28% de las mujeres de entre 12 y 45 años de edad son fumadoras y, el 47% beben alcohol. Además, cerca de 30 mil mujeres, en el mismo intervalo de edad, han usado drogas en el último año, entre las cuales se encuentran los opiáceos (morfina), tranquilizantes, sedantes y barbitúricos, anfetaminas o estimulantes, mariguana y cocaína.

“Médicamente se dice que alguien tiene una adicción cuando presenta dos rasgos: una obsesión por tener la gratificación de una conducta o una sustancia, y una compulsión para conseguirla, es decir, todo el tiempo piensa en eso”, señala la doctora Martha Romero Mendoza, investigadora de la División de Investigaciones Epidemiológicas y Sociales del Instituto Nacional de Psiquiatría.

Sin embargo, al contrario de lo que pensamos, no todas las sustancias son adictivas. Lo son aquellas que alteran el sistema nervioso central, pueden ser estimulantes o depresoras.

• Alcohol

• Cocaína

• Anfetaminas

• Tabaco

• Mariguana

• Ciertos analgésicos

• Tranquilizantes, entre otros.

Otra de las características que distingue a una adicción de un ‘mal hábito’, es el hecho de que cuando suspendemos su consumo se presenta el Síndrome de Abstinencia, dependiendo de la sustancia, es la clase de reacción que se tendrá.

En el caso del alcohol se presentan temblores, dolores de cabeza, pérdida de memoria y alucinaciones. Si no se está de la mano de un médico y se suspende súbitamente el consumo, puede ocasionar infartos y, hasta la muerte. Con el tabaco se tiene mucha ansiedad, dolor de cabeza y flemas en los pulmones.

La Encuesta realizada por la Organización Panamericana de la Salud revela que en México, la prevalencia de consumo episódico intenso (ingesta exagerada) es del 56.6% en los hombres y el 9.04% en las mujeres.
Los ‘malos hábitos’ en cambio, son esos que nos hacen daño pero que no generan una dependencia a nivel corporal. El café, el chocolate, las compras, el celular, estar mucho tiempo al Internet, las apuestas, por ejemplo; nos producen mucho bienestar, pueden traernos problemas psicológicos y sociales, pero no hacen daño a nuestro organismo.

Algunas relaciones de pareja son otro ejemplo de un ‘mal hábito’, en ellas “se desvirtúa el objetivo, se vuelven destructivas y agresivas. Se puede olvidar la parte amorosa y constructiva, y generar una dependencia”, asevera, por su parte, la Maestra Claudia Sotelo del Instituto Nacional de Psicología Clínica y Social.

¿Por qué se presentan las adicciones?

En realidad son muchos los elementos que detonan esta clase de padecimientos. La genética es un factor muy importante para que se desarrollen: si soy hija de una madre alcohólica tengo el doble de posibilidades de serlo yo también.

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Otro es el psicológico: haber sufrido de alguna experiencia muy fuerte como la muerte de alguno de los padres o, si por ejemplo tuve trastorno de déficit de atención e impulsividad.

Además, el factor social en el que el estrés constante o los estereotipos de la publicidad, son factores importantes que las promueven. La disponibilidad de las drogas contribuye de igual forma a que resulte fácil empezar a consumir sustancias y, por supuesto, a continuar con ellas. Menores de edad tienen acceso a bares, antros y drogas.

Es en la adolescencia cuando se desarrollan la mayoría de las adicciones. De hecho, se sabe que entre los 11 y 12 años se produce el primer encuentro, generalmente por curiosidad.

Adicciones y enfermedades mentales

Se estima que el 50% de las personas con una adicción tienen una enfermedad mental. Según estudios de la Dra. María Elena Medina-Mora Icaza, Directora General del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, uno de cada 3 adictos en México tiene una enfermedad mental.

Según datos de la Encuesta Epidemiológica 2003 del mismo instituto, los trastornos más recurrentes son: la depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno bipolar, la esquizofrenia y trastorno de ansiedad, aunque se puede tratar de un solo episodio en la vida.

“No se sabe claramente, si la enfermedad mental detona la adicción o si es la adicción la que contribuye a la aparición del trastorno. En este sentido, Gabriela Cámara, vicepresidenta de Voz Pro Salud Mental, comenta que es más probable que cuando se comienza a sentir un desequilibrio neuroquímico, se recurra a las drogas, por el acceso que hay hacia ellas, que acudir a un psiquiatra, pues está muy estigmatizado en nuestra sociedad”.

“La otra probabilidad es que los pacientes con enfermedad mental al consumir droga sienten un alivio dentro de su inseguridad. Cuando buscan una explicación a su malestar, lo atribuyen a las drogas, piensan que cuando se deje de consumir van a estar bien. Consideran que todavía tienen el control, agrega Gabriela Cámara.

Depresión

Un alto porcentaje, sobre todo de mujeres padece de depresión mayor. Este padecimiento va a la alza, y se estima que para el año 2020 ocupará el segundo lugar en discapacidades.

De los 40 a los 50 años, las mujeres vivimos una serie de cambios tanto en nuestro cuerpo, como en nuestro entorno, los hijos se independizan, algunos maridos se relacionan con otras mujeres, en general hay pérdidas, y esto puede generar adicciones. “Es un momento crítico en nuestra vida y por lo tanto debemos estar alerta, comprender que ni el alcohol ni las drogas podrán contener la tristeza” enfatiza la Dra. Romero.

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¿Cómo sé cuando padezco de una adicción?

Te presentamos una serie de puntos que te podrán ayudar a determinar cuándo debes pedir ayuda:

• Bebiste tanto que te era difícil hablar con claridad o caminar en forma recta.

• Te sentiste enferma o empezaste a temblar cuando dejaste de beber o le bajaste a tu consumo.

• Te tomaste una copa para curarte la cruda.

• Te diste cuenta que no eras capaz de dejar de consumir una vez que habías comenzado.

• No puedes cumplir con lo que se espera de ti.

• Tomaste o ingeriste alguna sustancia por la mañana.

• Tuviste sentimientos de remordimiento o culpa después de hacerlo.

• No fuiste incapaz de recordar lo que había ocurrido.

• Tuviste alucinaciones.

• Alguien resultó físicamente herido por tu consumo.

• Ingieres alcohol o alguna droga frecuentemente.

Tratamiento integral

La Dra. Martha Romero recomienda “tener claro que no se debe sentir vergüenza, lo que te sucede es un problema de salud, no un vicio. Debes buscar una institución con experiencia, en donde puedan tratarte de manera integral, tanto la parte médica como la psicosocial. El la facultad de medicina de la UNAM tienen una Clínica de Control de Tabaco, y en el Instituto de Psiquiatría, se cuenta con una Clínica de Género y una de adicciones.”

“La terapia sola no es suficiente, debes buscar un lugar en el que te ayuden a desintoxicarte, existen también muchas clínicas privadas en las que te pueden tratar. Los grupos de autoayuda también pueden ser útiles.”
No pienses que eres mala, no pierdas de vista que se trata de una enfermedad y como tal, necesitas el apoyo de tu familia.

Prevención

Lo primero es que recuerdes que cada acto tiene una consecuencia. Lo más importante es que controles la cantidad y la forma en la que tomas o consumes algo. Algunas recomendaciones:

• No bebas más de tres copas por ocasión de consumo.

• No puedes beber más de nueve por semana.

• No más de una por hora.

• Si vas a consumir, gózalo pero no bebas en exceso.

• No bebas cuando sepas que puede haber violencia a tu alrededor.

• No tomes si vas a manejar.

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• No cuando estés deprimida.

• Busca ayuda cuando sientas que te está causando problemas.

“No debemos olvidar que tenemos muchas diferencias biológicas con el hombre. No tenemos las enzimas suficientes para metabolizar el alcohol; como tenemos más grasa y menos agua en el cuerpo, nos ‘pega’ más fuerte. Y aunque consumamos menos cantidad de alcohol somos más propensas a padecer cirrosis” dice Gabriela Cámara.

También es esencial que:

• Busques información y hables siempre con tus hijos.

• Realices ejercicio y meditación.

• Lleves una vida ordenada. Comas y duermas a tus horas.

• Te alejes de todo lo que te haga daño.

• Te descubras a ti misma y enfoques tus actividades en algo.

Por su parte el Dr. Armando Patrón, especialista del Consejo Nacional contra las Adicciones, comenta que aunque una mujer consuma menos cantidad de alcohol en comparación con un hombre, tendrá más problemas de salud. En este sentido explica que el consumo excesivo de alcohol, aumenta la testosterona (hormona masculina) en el organismo, lo que provoca infertilidad, engrosamiento de ovarios y modificaciones en la ovulación, entre otros.

Así mismo pueden generar alteraciones en el sueño, ansiedad o insomnio. En el caso del alcohol: cirrosis; del tabaco: enfisema o bronquitis, enfermedades gastrointestinales y cardiovasculares. Las mujeres que beben alcohol, tienen cinco veces más probabilidades de morir, que las que no lo hacen, puntualiza es especialista.

De frente al problema

Es triste enterarse de casos en los que las mujeres pierden todo: familia, casa profesión, por una adicción. Según nos comenta la Dra. Romero “los hombres llegan acompañados de sus esposas, las mujeres en cambio, son negadas y abandonadas por su familia”.

La diferencia es que se nos ha hecho responsables del equilibrio y bienestar de la familia. Y dado que una mujer adicta no puede ser afectuosa, no puede cuidar de sus hijos, ni de sí misma, es rechazada.
Hemos hecho responsable al feminismo, a la liberación de la mujer y a la modernidad, de todos estos problemas. Pero hemos interpretado mal las cosas, lo importante de los avances a nuestro favor, lo representa todas las posibilidades que tenemos hoy en día, la fortuna de poder ser autónomas y el gran reto de decidir por nosotras mismas. Debemos cuidar nuestro cuerpo, nuestra salud será la que determine nuestro bienestar y lo que nos permita explotar todo nuestro potencial.

No perdamos de vista que como cualquier otro problema de salud, las adicciones deben de ser tratadas en conjunto: familia, sociedad, profesionales; debemos formar un frente común para combatirlas.




Escrito por

Aunque soy publicista, llevo algunos años concentrada en escribir y editar textos, lo cual me encanta por cierto. Sobre todo me he interesado en temas que tienen que ver con la salud reproductiva y sexual, al menos eso es lo que más he disfrutado escribir. En Plenilunia me he dedicado a hablar de temas relacionados con la salud femenina, siempre rescatando la importancia que tiene hacerlo de manera integral, pero sobre todo pensando que la conciencia de tu cuerpo te ayuda a empoderarte en los demás ámbitos de tu vida.


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