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Ministros y altos funcionarios responsables de salud, alimentación o agricultura y otros aspectos de la nutrición, adoptaron la Declaración de Roma sobre la Nutrición, y un Marco de acción, que establece recomendaciones sobre políticas y programas para abordar la nutrición a través de múltiples sectores. La iniciativa se formalizó en la apertura en Roma de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN2), organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La Declaración de Roma sobre la Nutrición consagra el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos inocuos, suficientes y nutritivos, y compromete a los gobiernos a prevenir la malnutrición en todas sus formas, incluyendo el hambre, las carencias de micronutrientes y la obesidad.
El Marco de Acción reconoce que los gobiernos tienen el papel y la responsabilidad principal de abordar los problemas y desafíos de la nutrición, en diálogo con una amplia gama de partes interesadas, incluyendo la sociedad civil, el sector privado y las comunidades afectadas. Sobre la base de los compromisos, metas y objetivos de la Declaración, el Marco establece 60 acciones recomendadas que los gobiernos pueden incorporar en sus planes nacionales de nutrición, salud, agricultura, educación, desarrollo e inversión, y a tener en cuenta cuando se negocien acuerdos internacionales para lograr una mejor nutrición para todos.
“Tenemos el conocimiento, la experiencia y los recursos necesarios para superar todas las formas de malnutrición”, aseguró en su intervención el Director General de la FAO, José Graziano da Silva.“Los gobiernos deben liderar el camino –añadió-. Pero la presión para mejorar la nutrición global debe ser un esfuerzo conjunto, con la participación de las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado“.
La Declaración de Roma y el Plan de Acción “son el punto de partida de nuestros renovados esfuerzos para mejorar la nutrición para todos, no son la línea de meta. Nuestra responsabilidad es la de transformar el compromiso en resultados concretos“, advirtió Graziano da Silva.
“Ahora debemos redoblar nuestros esfuerzos“, señaló el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en un mensaje transmitido por video a los participantes en la CIN2. “Espero con interés –añadió- conocer el compromiso nacional que cada uno de ustedes va a asumir. Por su parte, el sistema de las Naciones Unidas se compromete a hacer todo lo posible para aportar un apoyo eficaz“.
La Directora General de la OMS, Margaret Chan, recordó por su parte que: “el sistema alimentario mundial, con su dependencia de la producción industrializada y los mercados globalizados, produce abundantes suministros, pero crea algunos problemas de salud pública. Una parte del mundo tiene muy poco que comer, con millones de personas vulnerables ante la muerte o las enfermedades causadas por las carencias de nutrientes. Otra parte come en exceso, con una obesidad generalizada que hace retroceder las cifras de esperanza de vida y eleva los costes de la atención sanitaria a niveles astronómicos“.Objetivos específicos
El Marco de Acción establece mecanismos eficaces de rendición de cuentas, incluyendo marcos de seguimiento para los progresos, así como objetivos de nutrición e hitos basados en indicadores acordados a nivel internacional. Los países firmantes deben lograr resultados concretos para 2025, incluidas las metas existentes para mejorar la nutrición de las madres, los lactantes y niños pequeños, y para reducir los factores de riesgo nutricionales de enfermedades no transmisibles como la diabetes, las cardiopatías y ciertos tipos de cáncer.
Los sistemas alimentarios sostenibles son clave para la promoción de una dieta saludable. Los gobiernos están se les invita a promover una agricultura que mejore la nutrición, integrando los objetivos nutricionales en el diseño e implementación de programas agrícolas, garantizando la seguridad alimentaria y promoviendo dietas saludables.
La Declaración y el Marco son el fruto de casi un año de intensas negociaciones que han involucrado a representantes de los países miembros de la FAO y la OMS. Los países reconocieron que, a pesar de se han logrado avances importantes en la lucha contra la malnutrición desde la primera Conferencia Internacional sobre Nutrición de 1992, el progreso ha sido insuficiente y desigual.
Si bien la prevalencia del hambre se ha reducido en un 21% desde el período 1990-92, todavía hay en el mundo más de 800 millones de personas hambrientas. Aunque también ha disminuido su impacto, se calcula que en 2013 había aún 161 millones de niños de menos de cinco años afectados por el retraso en el crecimiento (estatura baja para la edad) y, y 51 millones por la emaciación (bajo peso para la estatura). La subalimentación está vinculada a casi la mitad de todas las muertes de niños menores de cinco años, unas 2,8 millones al año.
Más de 2 mil millones de personas se ven afectadas por las carencias de micronutrientes, tambien concida como el “hambre oculta“, debida a la insuficiencia de vitaminas o minerales. Mientras tanto, la carga de la obesidad está creciendo rápidamente, con alrededor de 500 millones de personas obesas ahora, y tres veces más sobrepeso. Unos 42 millones de niños menores de cinco años ya tienen sobrepeso. Por otra parte, las diferentes formas de malnutrición a menudo se superponen, con las personas que viven en las mismas comunidades -a veces incluso en el mismo hogar- padeciendo hambre, carencias de micronutrientes y obesidad. En general, la mitad de la población mundial se ve afectada por algún tipo de malnutrición.
Sistemas alimentarios sostenibles para una alimentación saludable
El papel de los sistemas alimentarios -la forma en que los alimentos son procesados, distribuidos, comercializados y preparados para el consumo humano- es crucial en la lucha contra la malnutrición. Muchas de las recomendaciones aprobadas por los ministros se centran en garantizar que los sistemas alimentarios sean más sostenibles y promover dietas variadas y saludables.
Con este fin, se insta a los gobiernos a fortalecer la producción y el procesado local de alimentos, en especial por los pequeños campesinos y los agricultores familiares, prestando especial atención al empoderamiento de la mujer.
Si bien es importante el enfoque en los sistemas alimentarios, se piden también acciones complementarias en otros sectores. Aquí se incluyen la educación y la información nutricional, las intervenciones nutricionales directas del sistema sanitario (como el asesoramiento y el apoyo en lactancia materna, la gestión de la malnutrición aguda en la comunidad, y el aporte de suplementos de hierro y ácido fólico a mujeres en edad reproductiva) y otros servicios de salud para mejorar la nutrición, agua, higiene y saneamiento, seguridad alimentaria, protección social, el comercio y las inversiones internacionales.
Esfuerzos dirigidos a madres, lactantes y niños
La malnutrición es más dañina en las etapas más tempranas de la vida. Los países deben, por lo tanto, dirigir esfuerzos especiales para abordar las necesidades nutricionales de las madres antes y durante el embarazo, y de los bebés durante los primeros 1 000 días desde la concepción hasta los dos años de edad. Un aspecto clave es promover y apoyar la lactancia materna exclusiva durante seis meses, y prolongarla hasta los dos años o más allá.
Se insta a los gobiernos a educar e informar a sus ciudadanos acerca de las prácticas de alimentación saludables, y también a introducir medidas de protección social, como los programas de alimentación escolar, para proporcionar una dieta nutritiva a los más vulnerables. Las iniciativas para combatir la obesidad deben reforzarse con la creación de entornos saludables que promuevan también la actividad física desde una edad temprana.
Con el fin de facilitar el acceso universal a una alimentación saludable, los gobiernos deben alentar a una reducción de las grasas trans, grasas saturadas, azúcares y sal en los alimentos y bebidas, y mejorar el contenido nutricional de los alimentos a través de instrumentos normativos y voluntarios. La Declaración de Roma también hace un llamamiento a los gobiernos para regular la comercialización de los preparados para lactantes y para proteger a los consumidores, especialmente los niños, de la comercialización y publicidad de alimentos y bebidas poco saludables.
Hoy en día, hay una comprensión más clara de la compleja naturaleza de la malnutrición, y se conocen las medidas para hacer frente a sus múltiples desafíos. Los problemas nutricionales globales requieren soluciones globales, mientras que la nutrición merece mucha más atención en la agenda internacional de desarrollo.
El Marco de Acción de ICN2 establece las estrategias, políticas y programas que deben ser implementados para “acabar con el hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición” en línea con el agenda de desarrollo post-2015 de las Naciones Unidas.
Los países recomendaron que la Asamblea General de la ONU apruebe la Declaración de Roma y el Marco de Acción y considere la posibilidad de declarar un “Decenio de Acción sobre la Nutrición” para 2016-2025.
Referencias
- Declaración de Roma sobre la Nutrición http://www.fao.org/3/a-ml542s.pdf