Existen diversas razones que retrasan el que una persona con obesidad busque ayuda y el tratamiento adecuado a su padecimiento.
Y es que debido al incremento en los porcentajes de obesidad y sobrepeso, los profesionales de la salud se encuentran con un reto adicional: los pacientes en muchas ocasiones no comunican lo que sienten o piensan.
Por ello, parte del desafío diario de los médicos consiste en detectar cuando una persona que asiste a un consultorio presenta dificultades o reservas para comunicar alguno de sus problemas de salud, como podría ser la obesidad.
En promedio, los pacientes dejan pasar tres años antes de pedir ayuda para controlar su exceso de peso, y algunos llegan a tardar hasta seis años, de acuerdo con resultados de un estudio realizado entre 14 mil 502 pacientes con obesidad, en once países diferentes.
Existen diversas razones que retrasan el que una persona con obesidad busque ayuda y el tratamiento adecuado a su padecimiento. Si embargo, es útil analizar las cinco más comunes.
- El estigma. Existen barreras culturales que impiden hablar sobre el peso de las personas. En muchos países se considera que la obesidad es provocada por un comportamiento irresponsable, similar a fumar o no usar el cinturón de seguridad del automóvil. Esto fue desmentido en el año 2008, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a la obesidad como una enfermedad multifactorial y negó que surja por conductas irresponsables.
- Culpa y miedo a pedir ayuda. En 2019, a través de un estudio realizado en once países, se identificó que 81% de los pacientes declaró que durante años no consideró indispensable pedir ayuda a un médico porque estaba seguro de que el exceso de peso había sido provocado por sus conductas y, por la misma razón, era perfectamente capaz de perder peso sin hablar o pedir ayuda.
- Desconocimiento sobre el costo-beneficio. La mayoría de las personas que padecen obesidad y desean bajar de peso, pospone el hecho de pedir ayuda por considerar que los tratamientos son muy caros. Sin embargo, cuando se informa que la ayuda es eficiente y accesible, el porcentaje de personas que se atienden crece rápidamente.
- Vergüenza para hablar del tema en el consultorio médico. El 48 % de las personas con obesidad se sentían muy motivadas para bajar de peso, sin embargo, cuando llegaban al consultorio, no abordaban el tema con su doctor o doctora. Mientras que 68% de los que ya habían decidido hablar del tema declaró que en el último momento sintió temor o vergüenza sobre su peso y prefirieron esperar a que el profesional de la salud se los mencionara.
- Tratamientos difíciles de seguir. Para muchos pacientes, la idea de pedir ayuda también significa comprometerse a un proceso largo, agotador y sin la garantía de que cumplan sus metas. Esta idea ha cambiado paulatinamente. En la actualidad, existen más de 80 opciones para diseñar terapias individualizadas que van desde dietas personalizadas, actividad física, atención psicológica, uso de fármacos y cirugía bariátrica. Además, cuando el paciente habla ampliamente de su contexto y actividades, el médico puede adoptar una guía de tratamiento acorde con cada edad y estilo de vida.
Es necesario empoderar a los médicos y pacientes para tener un diálogo sobre el mejor curso de tratamiento, pues en un estudio clínico se ha demostrado que los pacientes empoderados en sus tratamientos tienen una mayor probabilidad de tener mejores resultados en su salud.
Con esto en mente, los médicos tienen un papel importante para indagar y comprender qué es lo que motivaría al paciente a hacer cambios y reconocer qué desafíos podrían impedir la reducción de peso.
La ayuda existe y genera resultados valiosos cuando paciente y médico dan el primer paso, que es comenzar a hablar del tema.
Dato
En 2016 la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio a conocer que el 39% de los adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso (39% hombres y 40% mujeres). Asimismo, anunció que el 13% de la población adulta mundial (11% hombres y 15% mujeres) tenían obesidad.