Qué hacer con el quehacer de la casa

El trabajo doméstico no tiene que ser sinónimo de abatimiento, estrés, cansancio o desesperación. Ciertamente en este siglo existe un fenómeno que denomino “el correr incansable en un diario acontecer”. Aunado a este correr, las mujeres agregamos un elemento propio: la perfección, que, traducido en la domesticidad, equivale a sacarle brillo hasta a las piedras.

El 35% de las mujeres mexicanas llevamos un hogar sin pareja, podría decirse que somos líderes y nuestros hijos son los seguidores. Todos juntos formamos un equipo.

Un equipo no puede batear, cachar, lanzar la bola y correr a la base al mismo tiempo.

¿Qué hacer?

Haz una lista de todas las labores domésticas que son indispensables para ti. Divídelas en tareas diarias y tareas semanales.

Distribuye las tareas tomando en cuenta la edad de tus hijos. Un pequeño de 3 años no puede lavar los baños pero sí podrá sacudir o lavar su plato. Anota en un calendario las tareas que cada uno llevará a cabo.

Los equipos tienen días de descanso. ¿Qué día descansa tu equipo?

¿Qué hacer?

En el calendario anota el día de descanso de las tareas domésticas. Éste es indispensable para reponernos, la vida se compone no sólo de trabajo sino también del disfrute. Si te resulta difícil tomar un descanso de las tareas domésticas pregúntate: ¿estoy asociando la idea del trabajo incansable con una idea de perfección?

El equipo funciona con un líder y su objetivo es el bien común, en el cual, todos juegan y todos ganan.
Pensar que los hijos nos ayudarán altruistamente resulta poco realista.
Si tus hijos cumplen las tareas domésticas ¿qué reciben a cambio? ¿qué ganan?

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¿Qué hacer?

Conversa con tus hijos y motívalos a recibir algo a cambio de su trabajo (según tus posibilidades). A veces pueden efectuar salidas en familia (al parque, a la feria) y, otras ocasiones, brinda retribuciones individuales (algo que desean).

Recuerda que el equipo puede equivocarse y ciertamente no ejecutará las tareas tal y cómo las pide el líder.

¿Qué hacer?

Es muy probable que tus hijos no lleven a cabo las labores como tú quisieras. Te invito a preguntarte: ¿prefiero aminorar las tareas domésticas con ayuda de mis hijos aunque no sean perfectas, o elijo sentirme súper mujer y hacerlas todas yo misma?

Reflexiona

Existen muchas cosas qué atender: la casa, la oficina, la crianza y nuestra persona, sin embargo, algo que resulta primordial es la relación que establecemos con nuestros hijos.

¿Vale la pena sacarle brillo hasta a las piedras aunque implique un hastío de nuestra parte y frustración por parte de los hijos?

Si tienes esposo o compañero que viva contigo, invítalo a ser parte de este equipo. Pregúntale cómo desea participar. ¿Qué lo motivaría a hacerlo? Recuerda que él tampoco hará las tareas domésticas como tú quieres sino a su capacidad. La perfección puede ser un camino muy escabroso y solitario.

Las mujeres somos líderes por naturaleza, utiliza este don para auxiliarte de otros. En sinnúmero de ocasiones pensamos que estamos solas, hoy te invito a detener tu correr constante y mirar a tu alrededor: ahí están tus hijos esperando formar parte de tu equipo.

*Psicoterapeuta

Terapias familiares, individuales y de pareja

Citas e informes al teléfono: 55 95 25 40

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