Muchas vacunas autorizadas al momento han demostrado que producen anticuerpos, pero no se conoce si éstos tienen la capacidad de neutralizar al virus

El objetivo de las vacunas es proteger a la población de enfermedades infecciosas transmitidas en su comunidad. En ese escenario, algunos enfermos desarrollan inmunidad y cuando el grueso de la población la genera se alcanza la llamada inmunidad de manada (rebaño) o de comunidad, expuso Leopoldo Santos Argumedo durante su participación en el Coloquio Cinvestav.

El investigador del Departamento de Biomedicina Molecular del Cinvestav dijo que eso es lo que se ha experimentado en el caso de la COVID-19; la gente se enferma y desafortunadamente un porcentaje muere. Pero los sobrevivientes generan inmunidad; sin embargo, lo mismo se puede conseguir mediante la aplicación de vacunas.

No se sabe exactamente cómo funcionan las vacunas contra COVID-19, su elaboración es un proceso de ensayo y error, en modelos animales, para generar una forma disminuida en su virulencia o productos de gérmenes, con el objetivo de desarrollar un estado de inmunidad. Muchas vacunas autorizadas al momento han demostrado que producen anticuerpos, pero no se conoce si éstos tienen la capacidad de neutralizar al virus como una forma de defensa.

Cuestionamientos respecto al periodo de inmunidad producida por las vacunas contra COVID-19

Las vacunas tienen que ver con la producción de anticuerpos pero también pueden presentar diferentes mecanismos que intervienen en la generación de defensas. Para comprender cómo actúan se debe entender el funcionamiento de los anticuerpos específicos: después de la infección se incrementan y se mantienen por semanas o meses; además aumenta la presencia de células T y también se mantienen bastante tiempo, una vez que aparecen estos elementos el virus decae rápidamente.

“En este momento, la duda es si la inmunidad producida por las vacunas contra COVID-19 se puede prolongar por mucho tiempo, algunos meses o años, como en el caso de la viruela, polio o sarampión, que prácticamente sirven toda la vida; y se buscan vacunas que pueden proteger por varios años”, señaló Leopoldo Santos.

Memoria inmunológica

Se pretende que las vacunas puedan inducir memoria inmunológica, porque si bien los individuos que logran inmunidad ante la enfermedad, sin vacunación o solo por la infección, pueden lograr el control de virus, en una segunda exposición su respuesta inmunológica generada por anticuerpos los protege de la enfermedad, aunque probablemente no de la infección. Por lo tanto, se pretende ahorrar esta parte de la enfermedad mediante la inducción de memoria específica para el virus por medio de la vacunación.

Sería deseable contar con vacunas conta COVID-19 con un nivel de protección cercano al 100% y la información de estudios clínicos indican vacunas hasta con un 95% de protección. Pero son datos limitados, su eficacia se va a conocer hasta que se haya completado la aplicación de vacunas en millones de personas.

Es importante saber si las personas vacunadas que se infectan ya no son portadoras del virus. Es decir, si la inmunidad es esterilizante, porque se puede estar inmunizado, no desarrollar la enfermedad, pero dispersar la infección.

“Mientras no se alcance el 85 o 90% de cobertura en vacunación todas las personas pueden ser potencialmente transmisoras de la enfermedad, ya que no se tiene la certeza que los inmunizados, por enfermedad o vacunación, no son transmisores de virus, por lo que se debe continuar con las medidas para evitar su propagación, como la sana distancia, uso de cubrebocas o quedarse en casa”, explicó Leopoldo Santos Argumedo.   

Importancia de apoyar a la ciencia

Como parte del Coloquio Cinvestav, Laura Palomares Aguilera y Rogelio Hernández Pando, investigadores de la UNAM y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán“, respectivamente, coincidieron al señalar la importancia de apoyar a la ciencia en el país. Esto con el objetivo de evitar la dependencia del extranjero para el suministro de vacunas, ya que la producción de vacunas debe ser un asunto de seguridad nacional bajo la responsabilidad del Estado Mexicano, y requiere inversión suficiente para aprovechar la experiencia y tecnología con las que cuenta el país.