Psoriasis y diabetes

La psoriasis, enfermedad dermatológica autoinmune, podría establecerse en el futuro como un marcador para diagnosticar a pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (DM2), debido a la relación que se ha encontrado entre ellas.

Este padecimiento que se manifiesta de diversas maneras en la piel y uñas, se asocia a personas obesas con elevada masa abdominal, donde el tejido adiposo puede albergar el desarrollo de células grasas hipertróficas, las cuales producen señales de inflamación con proteínas de la misma célula que atraen de manera desordenada a otras del sistema inmune.

Estas células conocidas como macrófagos, al desatarse de manera desordenada y manifestarse durante la psioriasis, provocan el riesgo de que el paciente sea 10 veces más susceptible de que la obesidad lo lleve a adquirir DM2.

La Dra. Gladys León Dorantes, dermatóloga del Hospital General de México, señala que en esa relación entre las proteínas de células que de manera irregular atraen a macrófagos, hay medicamentos biológicos que tratan a la psoriasis con el bloqueo del paso de citocitos, lo que detiene el proceso inflamatorio y hace posible controlar la enfermedad.

También se asocia a la psoriasis con otros padecimientos subyacentes que corresponden al síndrome metabólico, tales como hipertensión arterial y dislipidemias.

El tipo de obesidad que concentra más masa abdominal, es frecuente en hombres, lo que se asocia también con la predominancia de la psoriasis en varones, con 67% de prevalencia, contra 33% en mujeres.

Se estima que el 1% de los mexicanos sufre de psoriasis, enfermedad que cuando se presenta en mujeres en edad más temprana que la media en hombres, que es entre los 30 y 40 años de edad.

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Existen dos grandes clasificaciones de psoriasis, una que se da en etapas tempranas, antes de los 40 años, que se identifica como severa, y que de no atenderse a tiempo puede convertirse en un tipo de atropatía conocida como artritis psoriásica.

La otra clasificación de psoriasis se presenta de manera tardía, después de los 40 años y generalmente es más moderada que la primera, “aunque debemos de tomar en cuenta que no hay un sólo tipo de psoriasis en sí, todas son diferentes y singulares”.

Entre los detonantes de la enfermedad se ha encontrado que el estrés psíquico relacionado con pérdidas de seres queridos o divorcios, puede dar lugar a la enfermedad, aunque también el estrés físico puede actuar de la misma manera.

Si a lo anterior se añade la ingesta de alcohol con tabaquismo, o ambos hábitos, por si mismos también se consideran como factores de riesgo para detonar este padecimiento.

Otros factores son el desarrollo de infecciones urinarias de origen bacteriano, así como la automedicación de analgésicos con ácido acetilsalesílico, fármacos con litio o corticoesteroides sistémicos, entre otros.

La psoriasis se hace evidente en el organismo con el enrojecimiento y descarnación de la piel cabelluda, pero también en codos, rodillas piernas, brazos, espalda o cadera, aunque también puede atacar la cara, genitales y uñas.




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