Temazcal, una experiencia completa

Curioso… mientras más se desarrolla y sofistica la medicina científica ortodoxa, más se profundiza también el reencuentro con las medicinas ancestrales. Y de esto último, México tiene mucho por decir.

“Temaz” significa vapor y “calli”, casa, en náhuatl. Pero el “temazcalli” era para las civilizaciones de Mesoamérica mucho más que un baño de vapor.

Esa construcción circular o semiesférica en donde se calientan piedras hasta la incandescencia, para luego rociarlas con una infusión de hierbas medicinales, representa simbólicamente al útero materno, a la fusión del cuerpo y del alma, unidos. Un sitio de purificación y sobre todo, de reencuentro con el equilibrio y la salud.

Un recinto que personajes clave como la médico naturista Gloria Emma Zakelarez han rescatado en México con objeto de devolverle protagonismo en procesos de sanación diversos.

Temazcaltoci, abuela de los baños y un rostro más de Tonantzin, madre de todos los dioses, era la poderosa divinidad náhuatl conocedora de las yerbas medicinales, guía principal de médicos y parteros en el México precolombino.

Según sus enseñanzas, un temazcal siempre ha de orientar hacia el Este el fuego encargado de calentar las piedras volcánicas que utiliza. Y, simbólicamente, la entrada del mismo significará el retorno al útero materno en el que Tonatzin, la única capaz de curar nuestros males físicos y espirituales, sana y cobija.

La puerta, siempre pequeña y de baja alzada, nos remite a la oscuridad y tibieza del seno materno, del cual “renacemos” al salir de él.

Y durante el mismo, gracias a que el cuerpo puede alcanzar hasta 45 grados de temperatura, la circulación se acelera y es labor del “temazcalero”, responsable de manejar el manojo de hierbas medicinales que incluye variedades como el romero, pachulí o pirul, dirigir las corrientes de calor hacia las partes del cuerpo que más lo requieran.

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¿En qué tipo de dolencias puede ayudarnos hoy un temazcal?
La lista es de verdad larga: es útil en tratamientos de enfermedades de la piel, hígado, artritis, gota y problemas crónicos, en general.

Es un poderoso aliado en casos de infertilidad y quistes ováricos –la medicina náhuatl sostiene que la infertilidad está ligada al frío atrapado por los órganos reproductores-; y es también un buen estimulante para la lactancia.

Durante su uso, los riñones descansan, mejora el trabajo digestivo, se depuran los pulmones y es útil en casos de sinusitis, asma o enfisemas,

Es una medicina que se vale de herramientas simples para sanar cuerpo y alma. Para devolvernos, aunque sea a través de un viaje puntual, al útero materno, el sitio donde nada sobra y nada falta. Todo en perfecto equilibrio.

Para mayor información consulta la página en Internet:
http://www.temazcal-zakelarez.com

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