Tus emociones en la comida

Emociones y comida

La comida y nuestras emociones tienen una relación más cercana de lo que imaginamos, pues en ella están vinculadas afecto y pertenencia. Se le liga con los vínculos que tenemos con la gente a nuestro alrededor, con quienes generalmente vivimos momentos en los que la comida está involucrada; por ello, puede haber momentos agradables o desagradables que relacionamos con el acto de comer.

En la comida podemos reflejar nuestra historia de vida, nuestros orígenes. Cuando esa relación se fractura o contamina, se dice que hay problemas en nuestros vínculos con ella. “No siempre se trata de que haya existido un trauma específico con la comida, sino que el vehículo de desfogue sea la comida para poder desahogar ese trauma”, explica el Psicoterapeuta Gestalt Victor Manuel Villalón, egresado del Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt.

Las emociones son fisiológicas, los sentimientos psicológicos. Hay quienes sienten ansiedad y creen que tienen hambre, hay quienes sienten ‘vacío’ y no les da apetito. Los graves problemas con los trastornos de la alimentación tienen que ver en gran medida con un mal manejo de la ansiedad o de la angustia. La sensación de apetito está completamente ligada a las emociones”, agrega.

En la comida hay un registro, una vez que comemos nos sentimos aletargados porque es una función inmediata entre lo psicológico y lo fisiológico; calmamos eso y fisiológicamente nos sentimos plenos, lo cual también nos proporciona satisfacción emocional. “Esas son las líneas delgadas que llevan a un trastorno de la alimentación”.

¿Cómo puedo saber si tengo un trastorno de la alimentación?

Son diversos los signos de alerta; sin embargo, lo que debe llamar tu atención y hacerte buscar ayuda, es cuando esto comienza a ser un tema frecuente. Cuando la comida deja de ser un medio para vivir y empieza a ser el eje de tus pensamientos; cuando se convierte en un medio que transporta tus frustraciones.

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Además de que aparecen emociones desagradables a la hora de comer: culpa, vergüenza, enojo, rechazo, ansiedad; o bien autoagresión, con expresiones como “soy una gorda”, “ya me voy a poner a hacer ejercicio”, entre otras.

Por ejemplo en el caso de la obesidad, tema bastante actual en nuestro país, se entiende desde la parte emocional, que se trata de personas que pudieron haber sufrido de abuso sexual y por eso tratan de esconder su cuerpo, de ocultar su feminidad o masculinidad”, puntualiza el Psic. Villalón.

En el caso de las personas con anorexia lo que sucede es que su entorno fue invasivo, y a través del no comer tratan de tener el control que no pudieron tener. Sienten que de esa manera controlan su vida. Las chicas con este padecimiento que llevan unos cinco días sin comer, comienzan a sentirse fuertes y poderosas”.

La comida siempre está disponible y puede dar gratificación inmediata, por ello calma la ansiedad, pero momentáneamente, hasta que no se arreglen los verdaderos problemas. El alimento hace generar registros en nuestro cuerpo y en la memoria. Cuando uno cuando come, hila todos sus recuerdos.

¿Cómo y dónde pedir ayuda?

Es importante que lo primero sea que lo hables con la gente que te rodea y busques ayuda psicológica. “Las personas hacen muchas recomendaciones acerca de qué es lo se se debe hacer: “Córtate el cabello”, “ve al nutriólogo”, etc., pero lo idea es un conjunto de todo, pero de la mano de ayuda profesional”.

Hay que poner a la comida en su lugar, mejorar y recrear la relación con ella, para que sea nutricia. Es como tener una buena relación con un amigo: lo veo, disfruto estar con él, pero luego sé que tengo que irme, no me puedo quedar todo el día con él”, comentó el Psic. Victor.

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Ejercicio de reflexión:

Haz un recuento cronológico de los cinco alimentos que más te gustan, una vez que los recuerdes, piensa en cómo fue que te comenzaron a gustar. Seguramente este recorrido te llevará a lugares donde había mucho afecto.

 Debemos aprender a vincularnos con la comida de una manera responsable y saludable.

Imagen cortesía de Feedough | Viorel Sima



Escrito por

Aunque soy publicista, llevo algunos años concentrada en escribir y editar textos, lo cual me encanta por cierto. Sobre todo me he interesado en temas que tienen que ver con la salud reproductiva y sexual, al menos eso es lo que más he disfrutado escribir. En Plenilunia me he dedicado a hablar de temas relacionados con la salud femenina, siempre rescatando la importancia que tiene hacerlo de manera integral, pero sobre todo pensando que la conciencia de tu cuerpo te ayuda a empoderarte en los demás ámbitos de tu vida.

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