La deshidratación puede ser peligrosa. Aquí te compartimos cómo detectarla y tratarla

Si tú o alguien de tu familia se siente cansado, con dolor de cabeza o de mal humor, es fácil asumir que tiene síntomas relacionados con un resfriado o con algún virus. Sin embargo, el verdadero culpable podría ser la deshidratación. “La gastroenteritis, fiebre, náuseas matutinas, las altas temperaturas, el ejercicio intenso en un día caluroso o incluso los viajes son causas comunes de deshidratación”, explica la doctora Mafalda Hurtado, Directora Médica de Abbott.

En la mayoría de la gente, la deshidratación produce irritabilidad o letargo; pero dependiendo la edad, los síntomas pueden variar.

La deshidratación es la pérdida de agua en el cuerpo, la cual también incluye a los electrolitos vitales como el sodio, el cloruro y el potasio. El agua es muy importante ya que representa alrededor del 60 por ciento del peso corporal en adultos y hasta el 75 por ciento del peso corporal en bebés; la necesitamos para funciones básicas como regular la temperatura corporal, mantener una piel y articulaciones sanas, digerir los alimentos, eliminar los desechos y ayudar a nuestro cerebro a funcionar de la mejor manera.

Por ello, la Dra. Mafalda Hurtado destaca que “cuando tu cuerpo pierde agua más rápido de lo que la reemplazas, puede presentarse un cuadro de deshidratación moderado o severo que cause complicaciones como convulsiones, insuficiencia renal o caídas peligrosas en el volumen de sangre que afectan la presión arterial”.

La Dra. Hurtado comparte algunos tips que te pueden ayudar a reconocer los signos de deshidratación, para que en cuanto los detectes actúes de inmediato.

¿Quiénes están en riesgo?

Los bebés y los niños

La deshidratación puede afectar a cualquier persona, no importa que tan grande o joven sea, incluso si gozan de buena salud. Y es que, algunos grupos de edad son particularmente propensos a la deshidratación, como los bebés, los niños pequeños y los ancianos.

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Necesitamos estar realmente atentos a los bebés y a los niños pequeños porque sus cuerpos contienen una mayor proporción de agua, por lo que la pérdida de agua les puede afectar en mayor proporción”, explica la Dra. Mafalda.

La deshidratación se convierte en una preocupación cuando una persona pierde el tres por ciento de su peso corporal en agua. Por lo que, se debe considerar que para un bebé que pesa alrededor de 6 kilogramos, esto se traduce en una pérdida de 2 litros de agua, lo cual puede llevarlo rápidamente a la deshidratación.

Síntomas sutiles

En la mayoría de la gente, la deshidratación produce irritabilidad o letargo; pero dependiendo la edad, los síntomas pueden variar. Por ejemplo, los niños pueden dejar de producir lágrimas, tener la boca seca o un poco de fiebre, además pueden dejar de mojar sus pañales. Los adultos pueden sentirse mareados o con mucha sed, presentar dolores de cabeza, estreñimiento o piel seca, además su orina puede ser más oscura de lo normal (normalmente debe ser de color claro o de un amarillo muy tenue).

Como los bebés se ven afectados rápidamente a causa de la pérdida de fluidos, siempre que observes señales de deshidratación, llama cuanto antes al pediatra y procura seguir alimentándolo, de manera habitual, con leche materna o, en su caso, si lo requiere con fórmula. Para los niños más grandes y los adultos, la Dra. Mafalda recomienda hacerles unas simples preguntas sobre cuáles son síntomas y cuál ha sido su más reciente consumo de líquidos.

Los líquidos primero, pero la comida también cuenta

Si la evidencia apunta hacia la deshidratación, beber un vaso de agua es un buen comienzo, pero posteriormente se recomienda tomar una solución de rehidratación oral. ¿La razón? Cuando hay pérdida de líquidos derivada de la sudoración, el calor, diarrea o vómitos, nuestro cuerpo pierde electrolitos, como sodio, potasio y cloruro, los cuales nos ayudan a tener un equilibrio de fluidos, así como mantener el correcto funcionamiento de nuestro sistema nervioso y de los músculos. Beber un litro o dos de una solución de rehidratación oral durante un período de 24 horas puede ayudar a restaurar los electrolitos perdidos.

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También debemos considerar que la hidratación no sólo considera lo que bebemos. Hay que tomar en cuenta que los líquidos representan el 80% de nuestra ingesta diaria de agua, mientras que los alimentos que consumimos representan el 20 por ciento adicional. Para lograr un mejor impacto, elige alimentos que contienen una buena cantidad de agua como frutas, verduras, avena, sopa y yogur.

Referencias

[i] https://medlineplus.gov/ency/article/000982.htm

[ii] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2908954/

[iii] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2908954/table/T1/

Imagen cortesía de Dirima



Escrito por

Editora y periodista especializada en periodismo en salud. Socia Fundadora de Plenilunia desde 2004. Editora de revistas como Plenilunia, Diabetes Hoy, así como publicaciones especializadas para la industria farmacéutica. @GabXochiteotzin

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