Si en mi familia alguien tiene diabetes ¿también yo la desarrollaré?

Ésta es una de las preguntas que más inquieta a la población, ya que las estadísticas sugieren que en todas las familias hay, al menos, una persona que vive con diabetes, lo que preocupa a quienes no la han presentado aún.

Con motivo del Día Internacional del ADN, que se conmemora el 25 de abril, educadoras en diabetes nos comparten información acerca del aspecto genético de esta enfermedad.

Para entender un poco más al respecto, nos explican que el ADN es el encargado de determinar todos nuestros genes, desde el color de los ojos hasta el riesgo de padecer una enfermedad.

La diabetes tipo 2 no ocurre de forma repentina, “se requiere del paso de tiempo en combinación con una serie de factores para que se desarrolle.

Dentro de las secuencias de las moléculas del ADN se pueden presentar mutaciones como resultado de errores en la copia del ADN durante la división celular o mediante la exposición a radicaciones, sustancias químicas o infecciones virales.

Algunas mutaciones pueden provocar enfermedades o trastornos genéticos, que están divididos en 3 tipos:

  • Defectos monogenéticos: que afectan solo un gen.
  • Trastornos cromosómicos: cuando los cromosomas, o parte de ellos, faltan o cambian.
  • Trastornos multifactoriales: hay mutaciones en dos o más genes. En este tipo, también influye el estilo de vida y medio ambiente, por ejemplo, la diabetes.

A partir de este contexto, Arlette Ramírez, educadora en diabetes de Ultra-Fine™, describe que la diabetes tipo 2 no ocurre de forma repentina, “se requiere del paso de tiempo en combinación con una serie de factores para que se desarrolle”.

Influyen, dice la experta, aspectos como el sobrepeso y la obesidad, el sedentarismo, alimentación inadecuada, tabaquismo, entre otros hábitos en un estilo de vida poco saludable, que son factores externos que juegan un rol muy importante en propiciar que se presente, con la buena noticia de que se pueden modificar para mejorar nuestra salud.

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Sin embargo, “también hay cuestiones inherentes a nosotros que no se pueden modificar como la avanzada edad, grupo étnico y claro, el factor genético”, comenta.

El sobrepeso, obesidad, sedentarismo, alimentación inadecuada, tabaquismo, entre otros hábito, juegan un rol muy importante en propiciar que se presente la diabetes.

Hay que considerar que los hábitos y el estilo de vida también se heredan, los cuáles pueden resultar difíciles de cambiar. Es decir, si los adultos en una familia no tienen una alimentación balanceada, son sedentarios, entre otras cosas, es lo que transmitirán como estilo de vida cotidiano en el entorno familiar a las generaciones sucesoras.

“La educación en diabetes es fundamental para comenzar a transformar hábitos poco recomendables en prácticas más benéficas para nuestra salud, ya sea como prevención o como parte de un tratamiento integral y personalizado, lo que impulsará un autocuidado efectivo para quienes ya viven con esta condición”, menciona la experta.

Es importante destacar que no todos lo que sean portadores de una mutación tendrán diabetes. Sin embargo, muchas personas con diabetes tienen una o más de estas mutaciones.

En general, las mutaciones en cualquier gen involucrado en el control de los niveles de glucosa pueden incrementar el riesgo de diabetes tipo 2. Esto incluye genes que controlan la producción de la glucosa, la producción y regulación de la insulina y cómo se detectan los niveles de glucosa en el cuerpo.

Es así como Arlette Ramírez aclara que “el factor genético aumenta la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, sí, pero no es el punto más definitivo o determinante. Incrementa el riesgo al interrelacionarse con los factores ambientales entendidos como hábitos poco saludables”.

Algunas recomendaciones para prevenir la diabetes son:

  • Mantener un peso saludable,
  • Llevar una alimentación balanceada,
  • Hacer ejercicio regularmente,
  • Controlar la presión arterial y el colesterol,
  • Dormir bien,
  • Evitar el tabaquismo, y
  • Realizarse pruebas de glucosa mínimo una vez al año.
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A todo esto se puede sumar, como parte de un tratamiento completo: monitoreos frecuentes de glucosa, uso de medicamentos orales y/o insulina según sea el caso y actualización constante en habilidades y conocimientos, por ejemplo, con la correcta técnica de inyección de insulina, que implica utilizar agujas ultra finas y cortas, seleccionar el sitio de aplicación, la preparación de la insulina, no reutilizar los dispositivos, entre otros lineamientos.

Ambos aspectos, siempre deben llevarse a cabo bajo supervisión médica y equipo de profesionales de la salud, evitando retrasar la consulta.

Imágenes cortesía de Depositphotos, Olga Yastremska, New Africa, Afr y MICHAL LUDWICZAK



Escrito por

Redacción, Plenilunia Sociedad Civil Fundada en el año de 2004, Plenilunia es una Sociedad Civil cuyo objetivo es fomentar el bienestar y la salud integral de la mujer.

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