¿Quién le pone el cascabel al gato?

¿Quién le pone el cascabel al gato?. Esta frase es de mis favoritas me parece muy acertada. La mayoría de las personas somos expertos en decir cómo deben hacerse las cosas: “yo haría”, “yo hubiera hecho“, “yo jamás“, “yo nunca“… etcétera, en fin todos nos volvemos “don perfecto“, en cuanto sentimos un poco de seguridad y de poder, pero que chasco nos llevamos cuando los protagonistas somos nosotros y cometemos errores más grandes que los que cometieron las personas a las que sin consideración juzgamos. ¿Te ha pasado? ¿Cómo lo has enfrentado? ¿Fue tan fácil como lo pensabas?.

¿Es lo mismo decir que hacer?
¿Es lo mismo decir que hacer?
Decir y hacer es diferente, mientras solo hablemos podemos aparentar ser muy asertivos, seguros y que sabemos cómo resolver las situaciones que se nos presentan, porque solo alardeamos, pero cuando lo que hablamos lo ponemos en acción, esto implica demostrar que lo que decimos y ahí es donde muchas veces no coinciden nuestras palabras con nuestras acciones y la imagen que queríamos conservar se va por los suelos.

Cabe aclarar que muchas veces si estamos seguros que podemos hacer las cosas mejor que los demás, porque ya lo hemos hecho antes, lo cuestionable seria ¿Si nos vamos a quejar de los resultados y nosotros lo podemos hacer mejor por qué no lo hacemos?,  ¿No te parece una acción negativa? La otra opción sería apoyar al otro orientándolo para que haga la cosa de la mejor manera ¿no crees?

Muchas personas dicen que lo que esperan es que otra persona aprenda cómo hacer las cosas y esto es válido pero ¿Cuáles son sus acciones para que esto ocurra?

Te recomendamos:  Privacidad

Había una vez un empresario, escribió un manual completo acerca de las actividades de todos los empleados de la empresa, el tenía un carácter muy autoritario, siempre consideraba que sus empleados no entendían indicaciones y eran poco eficientes, constantemente se expresaba menospreciando a todos y decía: Cómo es posible que sean tan tontos yo diseñe las actividades de cada uno, es muy sencillo por supuesto que yo, haría del trabajo más sencillo al más complicado fácilmente y mejor.

Un empleado de confianza que escuchaba sus quejas todos los días propuso que fuera a cada una de las áreas a dar el ejemplo a los demás haciéndolo él, inmediatamente contesto., ¡por supuesto que lo voy a hacer para demostrarles como se hace!.

Primero fue al área de las maquinas por obvias razones no permitió que nadie opinara, en el momento de prender la maquina esta no funciono, se enojo muchísimo y empezó a gritar pensó que alguien había estropeado la maquina, un empleado que se atrevió a alzar la voz le dijo: Señor con todo respeto hay un botón detrás de la maquina que usted no presiono. El dueño salió furioso.

Después fue al área de donde se recibían quejas de los clientes de asuntos que tenían que solucionar, él quito a la encargada y le dijo: ahora va a ver como se le contesta a un cliente es usted una inepta, cuando recibió la llamada del otro lado del teléfono había un cliente histérico, que ni siquiera lo dejo hablar y salió de la oficina muy enojado.

Y bueno así siguió recorriendo su empresa, la realidad es que su perfecto manual ni siquiera pudo aplicarlo. Su empleado de confianza solo le dijo estas palabras: ¿Verdad que no es lo mismo decir que hacer?.

Te recomendamos:  Lo que debemos conocer del trastorno por acumulación de objetos

Cuando escribí este cuento mi mayor motivación fue hacer una reflexión acerca de los comentarios que hacemos donde herimos y demeritamos a los demás, y que tan importante es ponernos en sus zapatos, dejar de juzgar tanto y ser más flexibles. Recuerda solo el que lleva la carga sabe cuánto pesa.

Imagen cortesía de SIphotography



Escrito por

La mujer que escribe desde el corazòn


Temas relacionados